ESTATUA EN LA PLAZA DE LAS PANERAS DEL ILUSTRE ESCRITOR CARBAJALINO D. IGNACIO SARDÁ.
Carbajalinos Universales.
Sería injusto no señalar a Hombres que han supuesto una contribución importante a la Historia.
Destacamos a:
Fray Pedro de Alba y Astorga (1589-1667).
Nacido en Carbajales de Alba (él alude con frecuencia a su “patria carvaxalensis”) y murió en Bruxelas. Hoy se reconoce universalmente que ha sido el mayor teólogo inmaculista de todos los tiempos.
Se trata, sin duda, de la figura más importante que ha producido la villa de Carbajales en su larga historia. Ha tenido una proyección auténticamente universal.
Ignacio Sardá Martín (1915-1979).
Nació en Carbajales de Alba y murió en Zamora. Fue un escritor polígrafo, con obras y artículos sobre la filosofía, historia, crítica, arte... ; pero descolló sobre todo como poeta. Se trata de un poeta de corte clásico y fondo esencialmente teologal, que conecta con nuestro maestros de los siglos de oro. Publicó catorce obras y más de mil artículos. Dejó inéditos más de cincuenta libros.
Son muchas sus obras y opúsculos sobre el tema mariólogico: Poema Teologal a la Virgen del Carmen (1952), Pregón Eucarístico Mariano (1960), La Virgen María, Madre Eucarística Universal (1960), La Eucaristía, Misterio de la Virgen (1977)... Otras, como las referidas a María y Cataluña, que esperan publicarse. Ignacio Sardá fue asiduo colaborador de la Pontificia y Real Academia Bibliográfico-Mariana de Lérida, de la cual recibió la correspondiente medalla.
Véase la información que aparece en la Revista Nuestra Tierra (ejemplar nº 3 de marzo de 2005)
Hijos Ilustres
Ignacio Sardá Martín nació en la villa de Carbajales de Alba el día 13 de junio de 1915 y falleció en la ciudad de Zamora el 28 de marzo de 1979.
En 1965, ya con cincuenta años, contrajo matrimonio con Amparo Pascual Vaquero, formando una familia de la que nacieron cinco
hijos, tres de ellos varones y dos mujeres: Ignacio María, Juan José, Javier, Aurora y Yani.
Está última trajo la tristeza al ilustre poeta, profesor y escritor, ya que la pequeña perdía la vida antes de llegar a cumplir los tres años de edad.
Fue el autor de «Triunfo del Amor» y Consejero Bellas Artes y Educación
Recibió la insigne Medalla de Caballero de la Orden de Alfonso X «El Sabio».
Tenemos en Ignacio Sardá Martín, sin lugar a ninguna duda, a uno de los más grandes e insignes profesores, escritores y poetas de la Tierra de Alba en el siglo XX, además de una de las personas más inteligentes, podría afirmarse que sabias, de las nacidas a la vera de la Sierra de Cantadores. Tanto los padres como los alumnos que le trataron, más de veinte mil, recuerdan una frase suya que se convertiría con el paso del tiempo en una máxima a seguir por otros maestros. «Las personas que dedicamos nuestra vida a la enseñanza tenemos que ser conscientes que no debemos dar por concluida nuestra formación hasta la muerte».
Valga como claro ejemplo el que, tras sus primeros pasos y aprendizaje de la infancia en Carbajales, se convirtió en un inigualable alumno. Comenzó a destacar su sabiduría en la Primaria, se afianzó en la Media y sorprendió a propios (familiares) y extraños (sus compañeros de aula) al sacar adelante el Magisterio con veintiséis sobresalientes. Su triunfal llegada a la Universidad de Valladolid se cerró al hacer los dos años de Comunes en un sólo curso. Lo mismo sucedería posteriormente en la Universidad de Madrid donde realizó su Licenciatura de Filosofía. Aunque nunca ocultó sus preferencias por la Filosofía, sin embargo, nunca mejor dicho, era todo un maestro, en materia de Letras ya fuese en las lenguas clásicas o en las modernas. Obviamente otras de sus debilidades eran la Literatura y la Historia.
Ignacio Sardá Martín nació en la villa de Carbajales de Alba el día 13 de junio de 1915 y falleció en la ciudad de Zamora el 28 de marzo de 1979.
En 1965, ya con cincuenta años, contrajo matrimonio con Amparo Pascual Vaquero, formando una familia de la que nacieron cinco
hijos, tres de ellos varones y dos mujeres: Ignacio María, Juan José, Javier, Aurora y Yani.
Está última trajo la tristeza al ilustre poeta, profesor y escritor, ya que la pequeña perdía la vida antes de llegar a cumplir los tres años de edad.
Fue el autor de «Triunfo del Amor» y Consejero Bellas Artes y Educación
Recibió la insigne Medalla de Caballero de la Orden de Alfonso X «El Sabio».
Tenemos en Ignacio Sardá Martín, sin lugar a ninguna duda, a uno de los más grandes e insignes profesores, escritores y poetas de la Tierra de Alba en el siglo XX, además de una de las personas más inteligentes, podría afirmarse que sabias, de las nacidas a la vera de la Sierra de Cantadores. Tanto los padres como los alumnos que le trataron, más de veinte mil, recuerdan una frase suya que se convertiría con el paso del tiempo en una máxima a seguir por otros maestros. «Las personas que dedicamos nuestra vida a la enseñanza tenemos que ser conscientes que no debemos dar por concluida nuestra formación hasta la muerte».
Valga como claro ejemplo el que, tras sus primeros pasos y aprendizaje de la infancia en Carbajales, se convirtió en un inigualable alumno. Comenzó a destacar su sabiduría en la Primaria, se afianzó en la Media y sorprendió a propios (familiares) y extraños (sus compañeros de aula) al sacar adelante el Magisterio con veintiséis sobresalientes. Su triunfal llegada a la Universidad de Valladolid se cerró al hacer los dos años de Comunes en un sólo curso. Lo mismo sucedería posteriormente en la Universidad de Madrid donde realizó su Licenciatura de Filosofía. Aunque nunca ocultó sus preferencias por la Filosofía, sin embargo, nunca mejor dicho, era todo un maestro, en materia de Letras ya fuese en las lenguas clásicas o en las modernas. Obviamente otras de sus debilidades eran la Literatura y la Historia.
A nivel poético catorce de sus obras fueron editadas:
«Poesía-Antología» en 1943,
«Manual de Lógica» en 1945,
«Manual de Etica» en 1945,
«Síntaxis Latina» en 1951,
«Poema Teologal a la Virgen del Carmen» en 1951,
«La Eucaristía-Misterio de la Virgen» en 1952,
«La Flor de Maribel» en 1948,
«Triunfo del Amor» en 1960,
«Pregón Eucarístico Mariano» en 1960,
«Cuerpo Místico» en 1960,
«La Virgen María, Madre de Eucaristía Universal» en 1960,
«Síntesis de Oraciones Latinas» en 1963,
«Ausencia Presente» en 1967
y «Cartas Abiertas a un Alcalde y Zamora en
General», en 1977.
Podemos ver en los propios títulos de sus magníficas obras palabras de profundo sentido religioso «Virgen María», «Eucaristía» u «Oraciones». Ello nos acerca a las creencias de Sardá que definía a la poesía como observar,
apreciar, sentir, vivir, cantar y reflejar la belleza e importancia de Dios en todas las cosas.
No nos debe extrañar tampoco sus citas dirigidas a la Alcaldía de Zamora capital, si tenemos en cuenta que uno de sus grandes ilusiones hubiera sido la de ser alcalde. No lo consiguió, no obstante, si fue miembro de la Corporación Municipal como concejal en los últimos años de la dictadura del general Francisco Franco Bahamonde, ya en los albores de la Era Democrática. Más concretamente, fue edil por el denominado «Tercio Familiar» del Ayuntamiento de Zamora durante seis años, desde 1973 hasta su fallecimiento en 1979.
Como buen albarino era una persona sencilla en su manera de ser, pero de paso firme y seguro, siempre conforme o inconforme consigo mismo, consciente que él era sólo él y sus alegres o tristes circunstancias.
Ignacio Sardá.
Cuantas veces negamos nuestra historia
Volviendo las espaldas neciamente
al gigante olmo aquel que apedreamos
y en él a nuestro espíritu valiente,
índice de las sendas de la gloria.
Su lema era la sinceridad, una virtud muchas veces convertida en defecto, pues a veces, para uno mismo es mejor estar callado que cantar a los cuatro vientos la verdad de quienes te rodean. Así, algo que no cabía en su corazón, que no podía asumir, era la mentira en el ser humano, porque para el la convivencia y la propia amistad siempre han de estar sustentadas en la sinceridad con todas las consecuencias que ello conllevase.
Su primer premio literario le llegó hacia 1930, cuando solamente contaba con quince años, era apenas un mozalbete.
Fue el inició de una vida llena de méritos donde llegó a alcanzar
ciento siete galardones. Siempre llevó con orgullo el Premio del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Barcelona en 1952 y, el caso no es para menos, pues su obra brilló con luz propia entre las presentadas por un total de 1.234 poetas de todo el planeta, con veinticinco lenguas diferentes (dieciocho idiomas oficiales y siete dialectos), entre ellos en el histórico y antiquísimo Latín. Orgulloso debió sentirse al compartir el escalafón de los premiados con poetas de España, Inglaterra, China y Alemania.
Hijo Adoptivo de la «Bien Cercada».
Su afán de superación o quizás su vicio a las condecoraciones le llevó en alguna ocasión a proponerse él mismo, cosa legal, aunque lo ético es que lo hiciese alguien ajeno o alguna Institución publica o privada. Esto fue lo que sucedió cuando consiguió la Medalla de Caballero de la Orden de Alfonso X «El Sabio», para lo cual presentó catorce obras publicadas y sesenta y ocho inéditas; además de haberse acreditado como uno de los más eficiente profesores del Colegio de Doctores y Licenciados del Distrito Universitario de Salamanca, al que llevaba perteneciendo más de dos décadas, tras lo cual consiguió también la Medalla de Colegiado Distinguido, imprescindible para lograr la anterior.
Gracias a su interesante trabajo «El Cid o la Sabiduría Política», coincidiendo con los mil años del aguerrido Campeador, con su caballo Babieca y espada Tizona, la ciudad de Burgos le concedía la Medalla del «Milenario del Cid».
Otras medallas recibidas fueron las de la Real Academia Bibliográfica
Mariana de Lérida y la de la Universidad Pontificia.
Ya a título póstumo le llegaría la Medalla de Plata de Bellas Artes.
La Corporación Municipal del Ayuntamiento de Zamora abordó en la Sesión Ordinaria del 31 de Marzo de 2003, siendo alcalde Antonio Vázquez Jiménez, el dictamen de la Comisión Informativa de Cultura y Educación relativo al nombramiento como «Hijo Adoptivo» de la Ciudad de don Ignacio Sardá Martín.
Por su parte el Ayuntamiento de Carbajales acordó poner en marcha en 1979 el Certamen Poético «Ignacio Sarda» que a partir de 1980 pasó a organizar la Asociación Cultural «Tierra de Alba», unas veces con ayudas municipales y otras desde la Diputación de Zamora, logrando afianzarse como uno de los mejores concursos de la provincia con un merecido prestigio a nivel nacional e internacional.
Primero tenía carácter anual y posteriormente pasó a convocarse cada dos años. Nunca se olvidaron de su insigne paisano las autoridades y los vecinos carbajalinos a la hora de perpetuar la obra y el nombre de Ignacio Sarda, dándole su nombre en los años setenta al Colegio Comarcal de Educación Infantil y Primaria de Carbajales, villa donde también se ha colocado su busto en una céntrica plaza.
Sendas de Gloria.
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid desde 1967.
Analizar la vida y la obra de Ignacio Sardá Martín es sumergirse en un mundo lleno de gratas sorpresas que te llevan a pensar y preguntarte de donde podía sacar tiempo para hacerlo todo y además crear y contar con una de las mejores bibliotecas zamoranas, un secreto a voces entre sus allegados y su gran pasión. Fue él todo un ejemplo de aprovechar el tiempo, podía acostarse de madrugada o levantarse antes de que saliera el sol, cumplía su cita diaria con los pupilos y aún le quedaban ratos libres para participar en tertulias con los amigos o, como no, dedicar unas horas al estudio y a escribir.
A ello hay que unir su actividad pública desempeñando diferentes cargos como el de Académico Correspondiente de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando en Madrid tras su nombramiento en 1967. Sólo dos años después se hacía cargo de la dirección del Museo Provincial de Zamora, para en 1970 ser elegido Consejero Provincial de Bellas Artes, coincidiendo con la concesión del Premio Sindical de la Enseñanza de Zamora. A su currículum hay que añadir la Vocalía del Patronato del Lago de Sanabria, Vicepresidencia de la Comisión Provincial de Monumentos, Secretaría del Patronato Provincial del Museo de Bellas Artes y Comisariado de Excavaciones. Toda una eminencia.
Como buen carbajalino y buen cristiano uno de sus «amores» y pasiones fue el «Negrillo de las Apariciones» de El Fuerte, allí donde según la tradición se apareció la Virgen de Arboles salvando a sus paisanos de los moros en el fragor de la batalla.
A él le cantó Sardá en unas de las mejores estrofas y elegiacos poemas dedicados a la tierra que le vio nacer un caluroso verano.
• «La soledad me llama... Y en los muros
del viejo Fuerte, si soberbio dique
a la ambición moruna, hoy inseguros,
de su silencio y de su gloria hambriento
busco en mis fiebres solidario aliento.
• Por entre cardos, piedras y cantuesos
van saliendo animados ya los huesos
de aquellos mis abuelos e infanzones
que, maestros consumados en la ciencia,
nos dieron con sangrientos desgarrones
una espada y un cristo por herencia.
• Y cual soberbio indicador divino
de vuestro espíritu gigante y fuerte,
retando los rigores del destino,
para vergüenza nuestra y enseñanza
aún permanece el Olmo peregrino
que nos señala con su copa erguida
la senda por vosotros recorrida,
la senda de la eterna bienandanza».
Mágica poesía escrita cuando el viejo negrillo vivía un explendor que tras varios siglos de sombras, frutos y milagros en el mes de noviembre de
1955 moría dejando atrás su larga vida de historias y leyendas.
Entre sus preferidos estuvo Lope de Vega (1562-1635), viudo de Isabel de Urbina, marido de Juana de Guardo, asistente de tercerías amorosas del
Duque de Osma, adúltero con su amante Micaela Luján, ordenado sacerdote en 1614 y autor de la «Peregrino sin Patria».
Articulo publicado en la revista NUESTRA TIERRA, en el número 3, marzo de 2005.
Como buen carbajalino y buen cristiano uno de sus «amores» y pasiones fue el «Negrillo de las Apariciones» de El Fuerte, allí donde según la tradición se apareció la Virgen de Arboles salvando a sus paisanos de los moros en el fragor de la batalla.
A él le cantó Sardá en unas de las mejores estrofas y elegiacos poemas dedicados a la tierra que le vio nacer un caluroso verano.
• «La soledad me llama... Y en los muros
del viejo Fuerte, si soberbio dique
a la ambición moruna, hoy inseguros,
de su silencio y de su gloria hambriento
busco en mis fiebres solidario aliento.
• Por entre cardos, piedras y cantuesos
van saliendo animados ya los huesos
de aquellos mis abuelos e infanzones
que, maestros consumados en la ciencia,
nos dieron con sangrientos desgarrones
una espada y un cristo por herencia.
• Y cual soberbio indicador divino
de vuestro espíritu gigante y fuerte,
retando los rigores del destino,
para vergüenza nuestra y enseñanza
aún permanece el Olmo peregrino
que nos señala con su copa erguida
la senda por vosotros recorrida,
la senda de la eterna bienandanza».
Mágica poesía escrita cuando el viejo negrillo vivía un explendor que tras varios siglos de sombras, frutos y milagros en el mes de noviembre de
1955 moría dejando atrás su larga vida de historias y leyendas.
Entre sus preferidos estuvo Lope de Vega (1562-1635), viudo de Isabel de Urbina, marido de Juana de Guardo, asistente de tercerías amorosas del
Duque de Osma, adúltero con su amante Micaela Luján, ordenado sacerdote en 1614 y autor de la «Peregrino sin Patria».
Articulo publicado en la revista NUESTRA TIERRA, en el número 3, marzo de 2005.
Autor: Chany Sebastián (Periodista del Periódico regional La Opinión de Zamora).
Más información sobre la publicación de la revista:
www.alistetabaraalba.org
Más información sobre la publicación de la revista:
www.alistetabaraalba.org
Página 10.
Andrés Pascual Gazapo (1902-1980).
Nació en Carbajales y murió en Rosario (Rep. Argentina). Fue un gran misionero claretiano por tierras de Argentina y Uruguay. Escribió bastantes artículos obre el tema mariano. Su obra más perdurable es el Centro de Fátima.
Manuel Mayo Hidalgo (1896-1980).
Nació en Carbajales y murió en Colmenar Viejo (Madrid). Fue un gran misionero popular por tierras españolas y fue maestro de catequesis con niños.
Nació en Carbajales y murió en Rosario (Rep. Argentina). Fue un gran misionero claretiano por tierras de Argentina y Uruguay. Escribió bastantes artículos obre el tema mariano. Su obra más perdurable es el Centro de Fátima.
Manuel Mayo Hidalgo (1896-1980).
Nació en Carbajales y murió en Colmenar Viejo (Madrid). Fue un gran misionero popular por tierras españolas y fue maestro de catequesis con niños.
2 comentarios:
Me parece que en el apartado de "Carbajalinos ilustres", bien podrías mencionar a Don
Francisco Rodríguez Pascual (Carbajales de Alba, Zamora, 20 de marzo de 1927- Salamanca, 22 de abril de 2007, antropólogo y humanista, nacido Carbajales de Alba, y que tanto a contribuido a la difusión de las costumbres, ritos, trajes, fiestas, de nuestro pueblo y nuestra provincia.
Francisco Rodriguez Pascual fue ordenado sacerdote de los Claretianos, Hijos del Corazón de María. Se dedicó en sus primeros cincuenta años de vida al ejercicio de las actividades pastorales como sacerdote, la actividad docente y la organización y dirección de centros educativos de su orden. Fue entonces cuando emprendió la labor de investigación, análisis y divulgación de la antropología. Entre 1977 y 1990 comenzó a realizar publicaciones en revistas especializadas sobre antropología filosófica. Entre 1990 y 1997 inició la publicación tanto en El Correo de Zamora como después en La Opinión El Correo de Zamora de las Hojas de Cultura Tradicional Zamorana, que dieron a conocer muchos aspectos de las costumbres y tradiciones de la provincia de Zamora. La serie contó con 184 publicaciones. Desarrolló la labor docente tanto en la Universidad Pontificia de Salamanca, además de en el centro de la UNED de Zamora. Realizó una gran cantidad de publicaciones, tanto de artículos en prensa o revistas especializadas como en libros. Fue el director de la serie de libros titulada Biblioteca de Cultura Tradicional Zamorana, publicada por la editorial Semuret en colaboración con la Diputación de Zamora, que en la actualidad cuenta ya con 19 títulos, alguno publicado ya de forma póstuma.
Su labor es considerada en muchos aspectos pionera en el campo de la etnografía y la antropología, habiendo dirigido principalmente sus esfuerzos al estudio de las zonas de Zamora y Trás-os-Montes, aunque también fomentó la recogida y estudio de testimonios personales de países como Brasil o Argentina.
Falleció en Salamanca el 22 de abril de 2007, tras haber presentado tan sólo un mes antes su último libro.
Francisco Rodríguez Pascual, es uno de los más prestigiosos antropólogos de su tiempo, en el campo de la religiosidad popular.
A parte, como articulista, es uno de los más grandes de su época, por el dominio de una palabra que brota de una ilustración irreprochable.
Pero sobre todo, ha de ser tenido en cuenta, como carbajalino. Fue uno de los mejores embajadores de la tierra de Alaba y Aliste por todo el mundo hispano.
Los homenajes en su memoria se suceden de tal forma que incluso esta semana otoñal de 2009 en la Universidad Pontificia de Salamanca se preseta el libro: FRANCISCO RODRÍGUEZ PASCUAL-siempre en el recuerdo.
En el mismo escriben 23 autores sobre la figura inmensa de este sacerdote claretiano que vivió para darse a los demás como un hombre de bien.
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