miércoles, 7 de mayo de 2008

PAISAJES CARBAJALINOS: EL FUERTE.

VISTA AÉREA DEL FUERTE DE SAN CARLOS. En la imágen pueden apreciarse dos de los baluartes mejor conservados del monumento declarado Bien Cultural de Interés.














Es posterior a la Iglesia-Fortaleza, ya que fue construido durante el siglo XVII, dentro del plan defensivo de la llamada Frontera de Castila.


Felipe IV decide, a mediados del siglo XVII, edificar una serie de Fuertes a lo largo de la frontera de Portugal. La despoblación de esta zona o franja y el trasvase de recursos económicos y militares a Cataluña, que buscaba como Portugal su autonomía política, determinan la aparición de estos gigantes de la arquitectura militar que son los Fuertes. Sobre ellos existe ya abundante literatura.


Por lo que respecta a Zamora, “se trató de contener la invasión portuguesa haciendo plazas de armas fortificaciones y artilladas las de Carvajales, Alcañices y Torregamones, guarneciéndolas con un tercio fijo de 800 hombre que con su nombre organizó y pagó la ciudad. También se fortificó la de Puebla de Sanabria”.


Así surge el Fuerte Militar de Carbajales, en torno a la antigua iglesia-fortaleza de los Templarios.
El fuerte se construyó según el modelo que ya aparece en I quatro libri di Architettura de Cataneo (s. XVI) y que desarrollarán autores como Cristóbal de Lechuga en su clásico Discurso en que trata de la artillería y de todo lo necesario a ella con un tratado de fortificación y otros advertimientos (1611) y otros tratadistas posteriores de los siglos XVII y XVIII: Marqués de Buscayolo, S. Fernández de Medrano, Pedro Lazuco, etc.


El plano del fuerte de Carbajales (1721), que se conserva el Servicio Histórico Militar, no difiere sustancialmente de la morfología que ofrece, por ejemplo, el Fuerte de la Concepción (Salamanca), recientemente estudiado por Fernando R. De la Flor en el Fuerte de la Concepción y la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII (Salamanca 1987).
En el plano del Fuerte de Carbajales aparece claramente dibujado el perfil general del Fuerte, la iglesia antigua, la barraca del “Gobernador del Fuerte”, las barracas para oficiales y soldados, el pozo, la cárcel militar...


En cambio, no figura señalado el “hospital para soldados y inválidos veteranos” que funcionó en su recinto durante bastantes años. El fuerte se utilizó fundamentalmente durante las guerras fronterizas. Pero también jugó un papel importante en la Guerra de la Independencia, a pesar de que esta zona no fue ocupada por los franceses.

En el Fuerte se reunieron personalidades como Wellington Graham; de él salieron diversos cuerpos de ejército... durante 1812, aún sin terminar la guerra, los servicios militares elaboran un “Itinerario de longitud del camino de la Puebla a Carbajales” por las direcciones de Mombuey y Villar de Ciervos y por Mahide”, con vistas a facilitar los desplazamientos de la artillería entres los dos fuertes: el de Carbajales y el de Puebla de Sanabria.

El informe ofrece estos datos sobre Carbajales; “Carbajales, villa y cabeza de partido del mismo nombre, está situado en un llano; su población será de 200 vecinos; tiene convento de Franciscanos (Agustinos), que podrá alojar a 400 hombres y la panera del Duque de Frías es edificio capaz para alojar 600. Las proximidades de la villa y aun una legua en contorno están cultivadas, siendo la producción general la de centeno. Mas, dirigiéndose sobre las riberas del Esla, es un país estéril”. Este informe se encuentra en el Servicio Histórico Militar.


Se ha hablado a veces del poco valor defensivo del Fuerte de Carbajales, invocando la “Memoria del Maese de Campo D. Francisco Jelder sobre el estado en el que se halla la plaza y frontera de Zamora” (1647). Se dice, efectivamente, en ella: “En Carbajales hay un fuerte con cuatro baluartes que ciñen una iglesia, propia fortificación como las que suelen hacer los burgueses en ellas para los pecoreros, y aunque tiene su poco foso, es muy fácil de sorprender, porque puede venir el enemigo cubierto hasta menos de un tiro de pistola, y si viene en forma se podrá defender poco, porque con un par de bombas que le metan dentro se negociará esta villa.
Es preciso sea plaza de armas ansi por estar tres leguas de Portugal como por no haber otra parte adonde ajuntar la gente ni tener las municiones ni otros pertrechos de guerra. Para guarnición ordinaria habrá menester a lo menos este fuerte y la villa quinientos hombres, que por huirse la gente no suele haber doscientos” (Documento recogido por Fernández Duro en sus memorias, Tomo II, página 631).



Otros documentos militares, sin embargo, conceden gran importancia defensiva al fuerte. Los portugueses intentaron denodadamente y en varias ocasiones la conquista de la fortaleza y de la villa, acercándose algunas veces hasta ellas. En 1711 tomaron Carbajales sin mucho esfuerzo. Con la guerra “sufrió Carbajales muchas pérdidas, siendo de mencionar la ruina de los telares y batanes que producían paños ordinarios, así como una acreditada fábrica de curtidos que no ha vuelto a levantarse”.


Hacia finales del siglo XIX, el Fuerte estaba prácticamente abandonado, aunque permanecía en él un pequeño destacamento de militares para defender la propiedad del mismo. Al marcharse los soldados, el fuerte fue objetote pillaje general llevándose de él hasta las mismas piedras, como recuerdan todavía algunos ancianos. Hoy sólo quedan unas ruinas miserables: las señales del foso, los paredones de unos de los baluartes y algunos bloques de piedra y argamasa. En las casas de la villa se conservan también granadas de artillería, así como alguna arma de la época. Y, flotando en el aire, permanecen aún las coplas populares:
Cuéntame, Palomino,
cuenta tus males:
cómo te fue en el Fuerte
de Carbajales...


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